lunes, 18 de mayo de 2015

Ken Robinson

Para animar a todos los docentes a apoyar la importancia de la creatividad en el mundo de la enseñanza el escritor y educador Ken Robinson es una fuente de inspiración sin parangón. Su visión del mundo educativo supone una transgresión y una auténtica declaración de intenciones. Para muestra un botón. 

martes, 12 de mayo de 2015

Dibujos de mi época de estudiante

Buscando trabajos relacionados con la educación artística-plástica de mi etapa en secundaria me vienen a la mente algunos recuerdos pero ninguna evidencia física para perpetuarlos. Ante esta pena inicié la búsqueda de los proyectos más lejanos que conservo después de esa época y me topé con algunos que bien me han arrancado una sonrisa al volver a verlos, para muestra dejo un par de dibujos de cuando intenté escribir e ilustrar un libro infantil como proyecto personal.




domingo, 10 de mayo de 2015

Pechacucha


Aquí os dejo la presentación de pechacucha sobre escultura que presenté en clase.

viernes, 1 de mayo de 2015

Cadáver exquisito


En la asignatura Aprendizaje y Enseñanza del Dibujo del Máster para ser profesora de secundaria, realizamos un cadáver exquisito por equipos. Para los que desconozcan esta técnica creativa, decir que es un juego de palabras o imágenes en el cual se generan nuevos conceptos a los que se llega mediante el ensamblaje. Se juega entre un grupo de personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada persona sólo puede ver un detalle del jugador anterior. Al final se juntan y se descubre la composición grupal dando como resultado el cadáver exquisito. 

El formato elegido fueron piezas rectangulares de papel continuo en diferentes colores que se enlazaban mediante unos pequeños trazos negros que aseguraban la continuidad del dibujo. El resultado fue muy interesante y por ello decidí repetirlo en mi periodo de prácticas con los alumnos de 1º de la ESO del colegio Esclavas.








Aquí algunos de los resultado igualmente refrescantes de los alumnos de 1º ESO que expusimos al final del aula durante un par de semanas para que pudieran disfrutarlo. 





A diferencia del cadáver realizado en el máster, el trazo de los niños era más fresco e impulsivo a la par que ruidoso y fue la actividad perfecta para que se olvidarán por un día de las fichas de dibujo y simplemente se dejaran llevar.

jueves, 30 de abril de 2015

Montessori


Los actuales estudios sobre la educación nos dicen que aprendemos haciendo y no repitiendo, que  necesitamos ser más creativos, realizarnos,  ser felices, y aplaudir la diversidad. Vivimos en una sociedad donde hay una brecha entre la educación y las necesidades personales de los estudiantes,  lo que se traduce en el abandono de estudios por falta de pasión. Y entonces… ¿Por qué no cambiamos la forma de enfocar nuestro sistema educativo? La educación actual en nuestro país, especialmente la educación pública,  atiende a un único método de enseñanza basado en currículums, donde los alumnos aprenden a través de una pizarra y donde el maestro es el centro de las miradas. Nuestra sociedad avanza a pasos agigantados, pero los métodos educativos parecen obsoletos.  ¿No hay acaso otras propuestas sobre la mesa?

Montessori expuso una filosofía en donde el profesor sirve de guía y propone desafíos a sus alumnos, mediante la cual provoca suscitar el interés a través del aprendizaje. Dónde el alumno decide que quiere saber en cada momento, y la propia satisfacción obtenida de aprender es su propia recompensa al aprendizaje.   Un método educativo que ha dado resultados muy positivos allá donde se impartido.  Así que cabe preguntarse por qué el método Montessori no inunda nuestras escuelas. ¿No merecen los estudiantes que invirtamos en ellos todos nuestros recursos? ¿Es acaso una educación muy cara? ¿Demasiado peligroso cultivar mentes independientes? Asusta pensar que somos nosotros los propios responsables de frenar nuestra educación. 

martes, 28 de abril de 2015

El legado educativo del Krausismo

Sin pensar demasiado, solemos asumir que el aquí y el ahora  son sinónimos de evolución y  novedad, cuando en realidad no dejamos de beber del pasado, una ignorancia que condiciona nuestro progreso educativo. En palabras de Richard Gerver,  El valor de la educación está en el camino, no en la meta, frase que enlazan perfectamente con la estela que el krausismo dejo en el estado español.
Llegó a España hace más de un siglo, y fueron los profesores los abanderados de introducir esta doctrina caracterizada por técnicas y métodos novedosos, mediante una filosofía de vida, donde  se perseguía una coeducación armónica, activa y gradual, y apta para todas las clases sociales. Brindando respeto a la diversidad y a la individualidad.
 Pero ¿Cuan utópico y ambicioso resultó este proyecto? Inmersos hoy en día en la era de la comunicación podemos pensar que no fue un planteamiento realista, cuando tres cuartas partes de la población era analfabeta.  Pero para ver crecer un brote primero hay que plantar la semilla, y así  lo hicieron los docentes de la época, llevando esta filosofía  pueblo por pueblo, poniendo al alcance de los menos afortunados estos conocimientos que hoy en día siguen de rabiosa actualidad. Dando paso a la creación de la institución de libre enseñanza, o  a la primera residencia de estudiantes, donde mentes como la de Buñuel, Dalí o Federico García Lorca  tuvieron el placer de coincidir y enriquecerse mutuamente.

Esa semilla ha seguido creciendo, y cultivando las mentes de aquellos cuya motivación es enseñar, revindicando una educación donde se desarrolle la espontaneidad y la creatividad. Bendita creatividad! ¿Qué seríamos sin estos principios? ¿Modernos? No nos dejemos distraer por tanta sobreinformación y rescatemos los principios que fomentan nuestra capacidad crítica brindándole un respeto a nuestro pasado.

jueves, 26 de marzo de 2015

Reflexiones en torno a Dewey

La educación pública es cara. Nuestro sistema de enseñanza es mediocre. Somos unos vagos.
Y así es como nos vamos convirtiendo en creyentes. Creyentes de unas políticas de austeridad derivadas de la crisis, que restan; dictadas por aquellos que se enriquecen a nuestra costa y nos hacen creer que no son derechos, sino privilegios.
Tanta modernidad a nuestro alrededor y tanto retroceso a su vez.
No interesan las mentes pensantes, sino una ciudadanía dócil que no se cuestione dónde quedó la democracia. ¿Y cómo conseguir alienar las mentes? El ataque al sistema educativo público es la respuesta más sencilla. Menos plazas públicas para profesores con salarios más precarios que desmoralizan a los docentes, junto con una tendencia a la privatización de la educación cada vez más acusada, hacen que otras cuestiones de índole esencial pasen desapercibidas ante nuestros ojos.
El cómo y el qué enseñar. He ahí la cuestión señores.
¿Por qué hay abstinencia escolar?, ¿Por qué se aburren los niños? O incluso mirando un poco más allá… ¿Sabemos que queremos ser de mayores? Una pregunta que todos deberíamos hacernos, sin importar en que ciclo de la vida estemos, pues siempre tiene cabida. ¿Hemos llegado adonde estamos por propia elección? ¿Responde esta elección a una pasión? ¿O simplemente llegamos allí, porque es lo que había, lo que se esperaba, o lo que no se nos daba mal?
La educación entendida dentro del plan vida se configura a grandes rasgos con unos sencillos pasos: Estudiamos para encontrar trabajo. Trabajamos por el dinero. Usamos el dinero para vivir.
Veámoslo al revés. Vivimos por y para el dinero. Ganamos dinero porque trabajamos. Encontramos trabajo porque estudiamos. Y estudiamos porque…necesitamos aprender.
Aprender. He aquí la clave de todo. Quita el resto de elementos de la ecuación. No te preocupes por si serás rico o no, preocúpate por si serás feliz. Por dar cabida a tus preguntas, tus intereses, por experimentar, fallar y acertar, pero no te olvides de fallar; es igualmente necesario. Aprende lo que quieres, y no tengas miedo de reivindicarlo, y aléjate de la aquiescencia pasiva que gobierna nuestra sociedad.
A todo este divagar y reflexionar me trae el señor John Dewey, que para aquellos que no lo conozcan cabe decir que fue, entre otras muchas cosas, un filósofo pragmático y pedagogo progresista americano, que ya hace casi un siglo y medio propuso unas ideas altamente innovadoras en educación, reivindicándola a través de la experimentación y la reflexión, mediante el método de problemas. Donde el niño sea el investigador, el sujeto activo y el profesor un mero guía. Donde ese niño trabaje a raíz de su realidad personal, para alcanzar el dominio de él mismo. Siempre teniendo en cuenta sus gustos, intereses y capacidades. Para sacar a cada individuo el máximo partido y donde éste pueda a su vez aportarse como valor a la sociedad democrática, con criterio y decisión. Para dejarlo más claro, un binomio entre funcionalidad e intencionalidad, donde aprender a cocinar, planchar o construir estructuras de madera sea igual de esencial que otros tantos conocimientos, sin desligar así los quehaceres de la vida cotidiana puertas adentro de la escuela.
¡Bravo!, ¡Bravo por él, y por todos aquellos que se han arriesgado a proponer otros sistemas con el objetivo de mejorar la educación, la diversidad, y fomentar un mayor interés por parte del alumnado!
Y ya hace casi un siglo y medio. La cuestión es porqué nuestro sistema educativo sigue pareciendo obsoleto y autoritario. Donde el centro es el profesor, la clase magistral es la práctica por excelencia, y donde la mirada unidireccional hacia una pizarra o proyector parece dirigir así un único interés colectivo.

Tenía que hablar de Dewey, y tenía que hablar de educación y por ende tenía que hablar de democracia. Parece que el pasado nos quiere seguir enseñando, que debemos seguir luchando día a día por todo aquello que merece la pena. Revindicar nuestros derechos para que cuestiones como la educación no sean politizadas, y que ésta no quede relegada a un movimiento constante de avance y retroceso, donde los métodos educativos, así como las materias a impartir, no vengan derivados tan sólo de las administraciones, sino de un consejo de expertos en educación. Donde la libertad de cátedra tenga su entera valía, y donde podamos poner en práctica todas estas ideas menos tradicionales para comprobar a gran escala que el proceso educativo es un proceso de aprendizaje de vida, con principio pero sin fin. Que puede ser apasionante y sacar de nosotros nuestros mayores talentos, dando cabida a unos individuos más plenos, y por tanto más felices.