jueves, 30 de abril de 2015

Montessori


Los actuales estudios sobre la educación nos dicen que aprendemos haciendo y no repitiendo, que  necesitamos ser más creativos, realizarnos,  ser felices, y aplaudir la diversidad. Vivimos en una sociedad donde hay una brecha entre la educación y las necesidades personales de los estudiantes,  lo que se traduce en el abandono de estudios por falta de pasión. Y entonces… ¿Por qué no cambiamos la forma de enfocar nuestro sistema educativo? La educación actual en nuestro país, especialmente la educación pública,  atiende a un único método de enseñanza basado en currículums, donde los alumnos aprenden a través de una pizarra y donde el maestro es el centro de las miradas. Nuestra sociedad avanza a pasos agigantados, pero los métodos educativos parecen obsoletos.  ¿No hay acaso otras propuestas sobre la mesa?

Montessori expuso una filosofía en donde el profesor sirve de guía y propone desafíos a sus alumnos, mediante la cual provoca suscitar el interés a través del aprendizaje. Dónde el alumno decide que quiere saber en cada momento, y la propia satisfacción obtenida de aprender es su propia recompensa al aprendizaje.   Un método educativo que ha dado resultados muy positivos allá donde se impartido.  Así que cabe preguntarse por qué el método Montessori no inunda nuestras escuelas. ¿No merecen los estudiantes que invirtamos en ellos todos nuestros recursos? ¿Es acaso una educación muy cara? ¿Demasiado peligroso cultivar mentes independientes? Asusta pensar que somos nosotros los propios responsables de frenar nuestra educación. 

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