jueves, 30 de abril de 2015

Montessori


Los actuales estudios sobre la educación nos dicen que aprendemos haciendo y no repitiendo, que  necesitamos ser más creativos, realizarnos,  ser felices, y aplaudir la diversidad. Vivimos en una sociedad donde hay una brecha entre la educación y las necesidades personales de los estudiantes,  lo que se traduce en el abandono de estudios por falta de pasión. Y entonces… ¿Por qué no cambiamos la forma de enfocar nuestro sistema educativo? La educación actual en nuestro país, especialmente la educación pública,  atiende a un único método de enseñanza basado en currículums, donde los alumnos aprenden a través de una pizarra y donde el maestro es el centro de las miradas. Nuestra sociedad avanza a pasos agigantados, pero los métodos educativos parecen obsoletos.  ¿No hay acaso otras propuestas sobre la mesa?

Montessori expuso una filosofía en donde el profesor sirve de guía y propone desafíos a sus alumnos, mediante la cual provoca suscitar el interés a través del aprendizaje. Dónde el alumno decide que quiere saber en cada momento, y la propia satisfacción obtenida de aprender es su propia recompensa al aprendizaje.   Un método educativo que ha dado resultados muy positivos allá donde se impartido.  Así que cabe preguntarse por qué el método Montessori no inunda nuestras escuelas. ¿No merecen los estudiantes que invirtamos en ellos todos nuestros recursos? ¿Es acaso una educación muy cara? ¿Demasiado peligroso cultivar mentes independientes? Asusta pensar que somos nosotros los propios responsables de frenar nuestra educación. 

martes, 28 de abril de 2015

El legado educativo del Krausismo

Sin pensar demasiado, solemos asumir que el aquí y el ahora  son sinónimos de evolución y  novedad, cuando en realidad no dejamos de beber del pasado, una ignorancia que condiciona nuestro progreso educativo. En palabras de Richard Gerver,  El valor de la educación está en el camino, no en la meta, frase que enlazan perfectamente con la estela que el krausismo dejo en el estado español.
Llegó a España hace más de un siglo, y fueron los profesores los abanderados de introducir esta doctrina caracterizada por técnicas y métodos novedosos, mediante una filosofía de vida, donde  se perseguía una coeducación armónica, activa y gradual, y apta para todas las clases sociales. Brindando respeto a la diversidad y a la individualidad.
 Pero ¿Cuan utópico y ambicioso resultó este proyecto? Inmersos hoy en día en la era de la comunicación podemos pensar que no fue un planteamiento realista, cuando tres cuartas partes de la población era analfabeta.  Pero para ver crecer un brote primero hay que plantar la semilla, y así  lo hicieron los docentes de la época, llevando esta filosofía  pueblo por pueblo, poniendo al alcance de los menos afortunados estos conocimientos que hoy en día siguen de rabiosa actualidad. Dando paso a la creación de la institución de libre enseñanza, o  a la primera residencia de estudiantes, donde mentes como la de Buñuel, Dalí o Federico García Lorca  tuvieron el placer de coincidir y enriquecerse mutuamente.

Esa semilla ha seguido creciendo, y cultivando las mentes de aquellos cuya motivación es enseñar, revindicando una educación donde se desarrolle la espontaneidad y la creatividad. Bendita creatividad! ¿Qué seríamos sin estos principios? ¿Modernos? No nos dejemos distraer por tanta sobreinformación y rescatemos los principios que fomentan nuestra capacidad crítica brindándole un respeto a nuestro pasado.